Los quesos existen actualmente en
miles de formas, variedades y tamaños, siendo algunas de ellas muy famosas y desarrolladas
por todo el orbe. Por su parte, el queso fresco es el más conocido y difundido
en nuestro país, por múltiples razones. Las más importantes; por su sabor,
facilidad en la elaboración, costumbre de consumo y facilidad de utilización. El
queso fresco o queso blanco es un tipo de queso blando, es decir retiene gran
parte del suero y no tiene proceso de maduración o refinado. La fabricación de
este queso es muy sencilla. El cuajado es esencialmente láctico y duro
normalmente 24 horas, aunque a veces más. El desuerado, cuando es estimulado
por ruptura de la cuajada seguida de presión, no es nunca excesivo y además los
quesos frescos son siempre húmedos (60-80% de agua), lo que causa que sean muy
poco conservables y que su transporte en largas distancias sea muy difícil. Se
consumen como su nombre indica, sin haber sido afinados, pero en general
previamente se le adiciona azúcar, sal, ajo, cebolla, etc. para tonificar su
sabor amargo.
Precisan de la Elaboración de queso
pasteurización de la leche y de
la nata porque los gérmenes patógenos quedan intactos debido a la inexistencia
de proceso madurativo.
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