Las buenas prácticas de fabricación (en inglés Good Manufacturing Practice, GMP) son aplicables a las operaciones de fabricación de medicamentos, cosméticos, productos médicos, alimentos y drogas,
en sus formas definitivas de venta al público incluyendo los procesos a
gran escala en hospitales y la preparación de suministros para el uso
de emsayos clinicos para el caso de medicamentos.
Se encuentran incluidas dentro del concepto de Garantía de Calidad,
constituyen el factor que asegura que los productos se fabriquen en
forma uniforme y controlada, de acuerdo con las normas de calidad
adecuadas al uso que se pretende dar a los productos y conforme a las
condiciones exigidas para su comercialización. Las reglamentaciones que
rigen las BPF tienen por objeto principal disminuir los riesgos
inherentes a toda producción farmacéutica.
Los riesgos existentes son esencialmente de dos tipos: contaminación (en particular de contaminantes inesperados) y mezclas (confusión).
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