Preparación de la leche
La leche es la materia prima más importante en la elaboración del
queso. La leche se define como la secreción láctea magra, fresca y
limpia, que se obtiene del ordeño de una o más vacas La leche debe
contener no menos de un 3% de grasa de leche y no menos del 8.25% en
sólidos no grasos.
La preparación de la leche consiste, en algunos casos, en la
eliminación parcial o total de la crema, en la aplicación de algún
tratamiento térmico que permita la eliminación de las bacterias
patógenas presentes en la misma y en la incorporación de algunos
aditivos tales como el cloruro de calcio y los cultivos lácticos.
El tratamiento térmico que se realiza se conoce como pasteurización y
consiste en calentar cada partícula de leche a una temperatura de 65ºC
por 30 minutos y luego enfriar hasta 35- 36ºC (Pasteurización lenta) o a
72ºC por 15 segundos y luego enfriar hasta 20 ºC (Pasteurización
rápida). El proceso de pasteurización debe realizarse en equipo aprobado
y que este en perfectas condiciones de funcionamiento, debidamente
lavado y esterilizado con anterioridad.
Adición de cultivos lácticos
Cuando se usa leche pasteurizada para elaborar quesos, se obtiene un
producto micro biológicamente más seguro pero insípido, el cual es más
susceptible a las contaminación después de la pasteurización. Para
evitar estos problemas se usan cultivos lácticos, los cuales son mezclas
de bacterias no patógenas que producen ácido láctico y compuestos
saborizantes como el diacetil y ácidos volátiles, provenientes de la
fermentación de la lactosa y
del ácido cítrico presentes en la leche. Sin la presencia de las
bacterias lácticas, no se llegan a desarrollar en parte los aromas y
sabores típicos que se presentan en los quesos elaborados con leches
crudas.
Coagulación de la leche
La coagulación se produce básicamente por la acción de la renina, LAB o
cuajo, fermento o enzima del tipo de las proteasas, presente en la
secreción gástrica de los mamíferos. Actúa sobre la caseína de la leche
(proteína soluble), transformándola, en presencia de sales de calcio, en
paracaseína insoluble que precipita formando el coágulo.
Las bajas temperaturas inactivan al cuajo y las superiores a 45 ºC lo
destruyen. La temperatura ideal para la coagulación de la leche es entre
28 y 37 ºC.
Corte de cuajada y desuero
El tiempo necesario para que la cuajada se forme y posea las
características adecuadas para su corte, depende de factores tales como
el pH, la concentración de calcio, la concentración de enzima y la
temperatura.
La división de la cuajada debe efectuarse lenta y cuidadosamente, sin
precipitaciones ni brusquedades; se procederá a la fragmentación con
suavidad. Los cortes tienen que ser netos y completos; la masa debe
seccionarse, y no desgarrarse, y mucho menos deshacerse, pues los trozos
de cuajada han de conservar la forma que el operador desee darle:
cúbica, esférica, etc.
Luego del corte, es normal que se haga una agitación suave de la
cuajada para disminuir el suero retenido y obtener con ello un queso más
compacto y con humedad uniforme.
Una vez finalizada la agitación de la cuajada, se deja reposar por unos
minutos para que se asiente (10-20 minutos). Pasado este tiempo se
separa el suero. En algunos casos se utiliza agua caliente para ayudar
al proceso de desuerado.
Salado
Con el salado se procuran tres efectos distintos: activar el desuero, mejorar la fermentación y sazonar el queso.
El primero de ellos se explica por el poder absorbente que la sal tiene
para la humedad, y el segundo por su acción inhibidora sobre el
desarrollo de ciertos microbios o mohos.
La sal puede ser adicionada en el suero, en la cuajada, durante la maduración, o en la salmuera
Moldeo y prensado
Después del salado, la cuajada se coloca en moldes de madera, plástico o
acero inoxidable. Esta operación coadyuva al desuero, forma el queso y
le da la consistencia necesaria.
Almacenamiento
El queso una vez elaborado, puede ser almacenado por el tiempo
necesario hasta que se vaya a vender. Es conveniente almacenarlo en
refrigeración para lograr prolongar su vida útil. El tiempo de
almacenamiento antes de ser consumido tiene mucha influencia en el
producto final.
El proceso de la maduración del queso modifica su textura y contribuye
al desarrollo de su aroma y sabor. El lugar de maduración de los quesos
deberá ser ventilado, muy limpio y no muy iluminado.
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